Nuestro Patrón

Nuestro Patrón

Más de cuatrocientos años de compromiso de realizarle las fiestas con el fin de que intercediese para proteger los campos del pedrisco y las inclemencias del tiempo.


Nuestro Patrón: San Bonifacio, Mártir

 

Sant Bonifaci que fóra i mai s´acabara! Es la proclama que hace el pueblo de Petrer a su santo desde hace más de cuatrocientos años.

Fue un 28 de junio de 1614, cuando el cura, el alcalde y las demás autoridades de la época decidieron que la Villa de Petrer se encomendase al mártir Bonifacio con el fin de que intercediese para proteger los campos del pedrisco y las inclemencias meteorológicas, en un momento de nuestra historia en el que la agricultura era prácticamente el único sustento de vida de unas familias cristianas que, en su mayoría, habían llegado de otros pueblos vecinos para repoblar Petrer tras la última expulsión de los moriscos en el año 1609.


Era el nacimiento del Petrer moderno tal y como lo conocemos, y la devoción a San Bonifacio comenzaba a formar parte de la identidad de unas gentes que se comprometieron a hacerle fiesta en su día cada 14 de mayo.

Una promesa que se materializó con la creación de la primera mayordomía de San Bonifacio el 25 de septiembre del año 1626, que se comprometió a construir una ermita en honor a nuestro santo. La ermita fue inaugurada el 25 de mayo de 1634, y, a día de hoy y tras varias remodelaciones sigue en pie en el mismo lugar.


En el año 2014, tras cuatrocientos años de compromiso, la Unión de Festejos, como entidad heredera de la Unión de Labradores y Festejos, junto con la Mayordomía de San Bonifacio, asumieron el compromiso de realizar una gran conmemoración con motivo del IV centenario del voto. El eje de la misma giró en torno a los días de fiestas de mayo de 2014 y al día 28 de junio de ese mismo año, fecha en que todo nuestro pueblo procedió a renovar el voto que ofrecieron nuestros antepasados hace cuatro siglos como herederos de su legado.

 

Ahora bien, ¿quién fue San Bonifacio Mártir?


Bonifacio de Tarso, el mártir San Bonifacio o simplemente, Bonifacio, cuyo nombre en latín Bonus Facere significa hacer el bien, vivió durante el siglo IV d.C. en los tiempos del emperador de Roma Galerio Máximo.

Mayordomo al servicio de una joven y rica dama romana de familia consular, de nombre Aglae; Bonifacio, descrito por las fuentes como un hombre joven y de buen ver, se entregó a ella en una vida marcada por los excesos y los placeres. Todo ello cambió en el momento que Aglae decidió cambiar de vida y entregarse completamente a la fe cristiana, la cual tomó también nuestro Bonifacio como suya, ayudando a su señora en labores caritativas y atendiendo a extranjeros e inmigrantes perseguidos por su religión.


Un día Aglae hizo llamar a Bonifacio. Ella había quedado horrorizada al conocer que muchos cristianos seguían siendo perseguidos y asesinados en el Oriente. Es por ello, por lo que ordenó a su mayordomo que viajase hacia esas lejanas tierras a recoger el cuerpo de un mártir y lo llevase a Roma, donde ella lo recibiría con amor y construiría una ermita en su nombre.

Al escuchar el deseo de Aglae, Bonifacio se ofreció para ser él quien fuese entregado en Oriente como mártir y ser llevado ante su dama. Sin embargo, Aglae se negó al considerar que ambos habían sido unos grandes pecadores, y que, por lo tanto, era imposible para él cargar con la corona del martirio.


De esta manera, el mayordomo, quien quiso agradar a su señora, marchó a las tierras de la provincia romana de Cilicia (en la actual Turquía) junto a varios hombres, 12 caballos, ungüentos, ricas telas para embalsamar, dinero para entregar a los pobres, y la voluntad de proteger el cometido de Aglae.

Tras un largo camino, Bonifacio llegó a la ciudad de Tarso de Cilicia junto a sus compañeros. En una gran plaza pudo observar cómo castigaban a un grupo de 20 cristianos. Separándose de sus acompañantes, se acercó a ellos para pedirles que rogaran a Jesucristo y les dijo: “El combate es corto, y el premio es amplio y eterno”.


La actuación de aquel peregrino llamó la atención del gobernador Simplicio, quien ordenó a nuestro protagonista que se identificase, a lo que éste respondió: “Yo soy cristiano y mi nombre es Bonifacio”. El gobernador, ofendido, ordenó a Bonifacio que ofreciese un sacrificio a los dioses, a lo que éste se negó. Fue entonces cuando Simplicio, lleno de ira ordenó que Bonifacio fuese torturado, apaleado, enviado a la cárcel, e incluso introducido en una caldera de aceite hirviendo. Pero, para sorpresa de los presentes, Bonifacio, quien no dejó de rezar en ningún momento, aguantó todos y cada uno de los castigos.

Finalmente, el gobernador, desquiciado ante la actitud de su prisionero ordenó que le cortasen la cabeza. Este hecho sucedió un 14 de mayo, y a su muerte siguió un temblor en la tierra que provocó que muchos de los testigos que presenciaron el terrible acto se hicieran cristianos.

Sus compañeros de viaje, ignorantes de lo sucedido y tras dos días sin verle, anduvieron buscándolo sin fortuna pensando que podrían encontrarlo en alguna casa de juego, hasta que el hermano del carcelero les acompañó al lugar donde yacían los restos del ahora mártir. Arrepentidos de haber juzgado a su compañero se inclinaron junto a su cuerpo y, para su sorpresa, vieron cómo abría sus ojos mirándolos con una sonrisa.

Conmovidos por este último acto, pagaron quinientos escudos de oro para poder trasladar sus restos, los cuáles embalsamaron y envolvieron en preciosas telas antes de regresar junto a su señora.

Aglae, quien se hallaba en oración, escuchó una voz que le anunciaba que “aquel que un día fue su criado, era ya hermano suyo, y que por lo tanto debía ser recibido como su señor, siendo él ahora quien intercedería ante Dios para que sus pecados fuesen perdonados”. Tras oír el mensaje, recibió a su mártir Bonifacio y lo enterró cristianamente en uno de sus terrenos, mandando construir en el lugar una ermita desde donde repartió todos sus bienes a los pobres, liberó a sus esclavos y vivió una vida santa hasta el fin de sus días.


San Bonifacio Mártir y los Moros Viejos.


La historia de nuestra comparsa está indudablemente ligada a la de San Bonifacio. Y es que el día 20 de mayo de 1821, doscientos años después del primer voto realizado al santo romano, en la ermita construida en su nombre, 91 festeros constituyeron la Hermandad de San Bonifacio Mártir, aprobando los capítulos bajo los que debería regirse la celebración de las fiestas en su honor.

La voluntad de la Hermandad quedó reflejada en un acta que es sin duda de gran importancia, ya que constata la existencia de la fiesta de Moros y Cristianos en el año 1821. Además, recoge la obligación por parte de la Hermandad de celebrar para siempre la festividad del Glorioso San Bonifacio Mártir con el título de Moros y Cristianos.


El 20 de mayo de 1821 supone también una fecha de gran importancia para los Moros Viejos, ya que hemos elegido este momento como el arranque de nuestra fundación bajo el nombre de la comparsa de Moros. Doscientos años más tarde, el 20 de mayo de 2021, nuestra comparsa comenzó con las celebraciones del bicentenario de su nacimiento. Con un acto conmemorativo,junto a las otras nueve comparsas de la Villa de Petrer, los Moros Viejos renovamos nuestro voto a San Bonifacio en su ermita, con el fin de comprometernos a seguir celebrando las fiestas en su honor, con la responsabilidad y la ilusión de preservar la memoria de aquellos primeros festeros que nos dejaron por legado su tradición.

 

¿Quieres saber más?


RICO NAVARRO, Mª Carmen. DOS SIGLOS DE MOROS Y CRISTIANOS EN PETRER. [en línea.]. 2021. Disponible en: https://www.petrerenfestes.com/noticias/dos-siglos-de-moros-y-cristianos-en-petrer/

ROCAMORA SÁNCHEZ. Don Antonio. Vida de San Bonifacio contada a los niños. [en línea.] 2014. Disponible en: https://www.petrerenfestes.com/mayordomia/san-bonifacio/

VERDÚ NAVARRO, Jose Andrés, et al. Un santo un pueblo, un voto. En: Petrer: 1614-2014. Cuatro siglos de compromiso. 2014. Págs: 25-32. Disponible en: Bibliotecas municipales de Petrer.

 

 

Poemas a San Bonifacio:

 

ESTAREMOS A TU LADO

 

POR TUS MÚLTIPLES FAVORES

TE DAMOS GRACIAS, PATRÓN.

TU SABES QUE TE LLEVAMOS

EN LO HONDO DEL CORAZÓN.

 

PRONTO VERÁS LA FLORESTA

QUE PETRER A PREPARADO.

¡ESTAREMOS A TU LADO

PORQUE ERES REY DE LA FIESTA!

 

                                                              Enrique Amat Payá, 1992.

 

 

GUERRERO SAN BONIFACIO

 

GUERRERO SAN BONIFACIO

SIEMPRE EN GUERRA POR EL ALMA.

NO TERMINARÁN LAS GUERRAS,

SI TU GUERRA, NO SE GANA

 

MUCHOS SON TUS SEGUIDORES,

PERO POCOS LOS QUE TE AMAN.

QUE PARA GUERRAS VULGARES

NO EMPUÑASTE TU LAS ARMAS

 

LA GUERRA DEL EGOÍSMO

Y LA ENVIDIA NO SE ACABA.

MATERIALISMOS GLACIARES,

IMPIEDAD, DE TODA LAYA

 

 

EL RETORNO DE LA SELVA

EL CULTIVO DE LA MÁSCARA

EL DESARROLLO DEL YO,

POR EL YO, CAIGA QUIEN CAIGA

 

¿QUÉ SERÁ DE NUESTROS HIJOS

SI TU EMPEÑO NO TRIUNFARA?

MUCHOS TUS ARMAS FESTEJAN,

POCOS EMPUÑAN TUS ARMAS.

 

GLORIOSO SAN BONIFACIO

GUERRERO EN GUERRA DEL ALMA.

SI TU NO GANAS LA GUERRA

NUESTRAS GUERRAS NO SE ACABAN

 

                                                  Paco Mollá Montesinos.


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