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Dos años después de que una pandemia nos empezara a acompañar en el día a día de nuestras vidas, se volvió a hacer un acto oficial festero (una convivencia festera), que casualmente coincidió con la fecha de la fiesta de capitanes.
El día fue acogido con los brazos abiertos con un tradicional almuerzo en la explanada, con medidas de seguridad por el covid-19. Otros prefirieron almorzar en el cuartelillo, arropados por los demás componentes de sus correspondientes filas o familiares.
El día transcurrió con normalidad, con un ambiente festero que hacía tiempo que no disfrutábamos.
Sobre las cinco de la tarde se hizo un café en la sede país valencia, en el cual la banda de música “San Antón de Elda” comenzó a hacer sonar la primera nota, poniendo a más de uno la piel de gallina.
Ya eran las seis de la tarde y nos reunimos para ir a donde daría comienzo el pasacalle hasta la ermita de san Bonifacio. Una vez en la ermita fueron pasando cada festero por delante del patrón de los Moros y Cristianos, haciéndole saber que hemos vuelto otra vez a sentir los colores de las fiestas.
Para finalizar se hizo un pasacalle hasta la explanada donde por primera vez en la historia de Petrer, se cantaba con entusiasmo el Pasodoble Petrer.